
Por Melpomene
@melpomene
Por fin llegó el día “Revolucionario”, después de varios meses que escuché con sorpresa que regresaría Jake Bugg a México, fue un día extraño, cargado de mmm ¿cómo llamarlo? “emociones colectivas”. En general por las marchas de protestas nacionales que se realizaban en el país y lo que ello implica. La ciudad se encontraba sola en mi camino hacia al Salón José Cuervo, sin tráfico, así que llegue muy, pero muy temprano.. 7:00 pm aproximadamente. Comprenderás que siendo día jueves, después de la chamba, después de un día difícil, esperas llegar y echarte una cerveza con las amistades, ¿y cuál fue la sorpresa? No vendían alcohol a menos que estuvieras arribita con los VIP, ahí si vendían botellitas. Tardé y no sólo yo, quiero suponer, en asimilar la idea de que lo único que había para beber era coca cola y agua… ¿fumar? Ni de chiste, nos quitaron la cajetilla de cigarros antes de entrar….. ¿la razón? No la sé realmente…
Al preguntarle a un meserito, comentó que porque
había mucho morro… menores de edad. Al
comenzar a ver a las personas a mi alrededor, en efecto: mucho chavito y
muchos… padres y madres. Bueno, entonces yo y mi mal humor nos hicimos la idea
de esperar lo que tuviéramos que esperar para ver al talentosísimo Jake Bugg.
Comenzó todo con Juan Cicerol saliendo al
escenario, yo creí que iba a ser abucheado por la chaviza loca que ya excitada gritaba "¡Jake Jake Jake!" cuando decepcionados vieron que no era Jake Bugg se escucharon
algunos pocos gritos de rechazo que duraron escasos segundos, después de eso…
por lo menos a mí y a los que recorría mi visión nos hizo mover la piernita muy
norteñamente. Tuve una poquita cara de (o_O) cuando dijo que tocaría un cover del Sr. Joan Sebastian.. (yo
pensé: aaaah! “Tatuajes”, pero no) “Sentimental”. Me gustó el ritmo de Juan
Cicerol, sus ganas, y me divertían sus rolas.
9:30 pm ya con el escenario listo, entró el
imperturbable Jake Bugg, y su banda. De este lado, los chicos agitados
chiflando, los gritos agudos de las fans enloquecidas se esparcieron, nosotros
los chavorucos y alguno que otro
padre de familia gritando de la emoción… de un momento a otro la poderosa y hermosa voz de Jake Bugg ya estaba retumbando con “Messed up kids” y en dos segundos ya estábamos cantando.

Llego la rola súper mi-amor-vente-para-acá
“Me and you”, y los sentimientos romanticones estaban a flor de piel, porque la
voz fuerte de Jake, esa voz-grito medio desesperada, medio melancólica si que
transmite feeling.
Después el poder colectivo se elevó con “Two
fingers” del primer disco, estábamos de buen humor.
Uno de los momentos mas melancólicos
y mágicos de la noche empezó con “A song
About love” y es aquí donde te das cuentas que estas frente a un chico de 20
años que tiene todo el don de hacerte sentir; y que su ya señalada falta de
interacción con el público no importa, porque
cuando cierra los ojos, y se entrega a una canción como ésta o como lo hizo
después con “Slide”, nos esta expresando todo y lo mejor aún, estamos sintiendo
todo.
Igualmente con “Simple pleasures” y “Taste it” se elevaba la fuerza tanto en él como en el escenario. Ya casi se acercaba el final y esa guitarra más agresiva de “Slumville sunrise” y de “What Doesn't Kill You” se muestra un Jake más bravucón con ganas reventar o de explotar en esa pulsión de muerte que a veces inunda el escenario y que puedo asegurar que en el camino que le falta recorrer, lo va a hacer.
Ya el público pedía a gritos la desgarradora “Broken” cuando comenzó, el escenario por acuerdo implícito se fue quedando en silencio dejando solo a Jake y su guitarra y los teléfonos grabando. Algún grito gracioso y solitario de “¡Jake te amo” “Jake i love you” ¡Jake ¿por qué me lastimas carajo?!”
Al escuchar la bella voz de Jake Bugg con unos buenos audífonos o en vivo no existe mucha diferencia; las guitarras, las luces, la gente, los sentimientos, son lo que marcan los contrastes. Había momentos muy sutiles o muy marcados donde se percibía en Jake más intensidad en su voz o un rostro más desgarrado al momento de interpretar. En general el concierto me dejo un buen sabor de boca y con muchas ganas de seguir la carrera musical de este chico que seguramente crecerá y se construirá a la par de sus experiencias en la vida. Si a los veinte años puede expresar con tal fuerza una gama de emociones en sus canciones hacernos sentir, gritar y llorar ¿cómo va a ser a los veinticinco, a los treinta? Un hermoso peligro para la emoción.
Un agradecimiento de Jake Bugg y adiós.
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