Por Alvaro Rodríguez
@alvarordzlpz
La tarde de Monterrey se vistió de colores violetas
y rosas suaves, llenándose de un viento húmedo que me hacía pensar que José González se sentiría como en casa
en nuestra ciudad, gracias a un ambiente similar al que (imagino) se vive en
estas épocas en su natal Gothenburg,
una ciudad cerca del mar en Suecia.
Precisamente, sentirse en
casa es una de las emociones que se viven escuchando la música de José González
y es algo que se siente con mayor intensidad en vivo. El mítico Río 70 con su media esfera y su estilo
clásico preservado creó un ambiente muy hípster adecuado para la música
de José y sus dos actos soporte: Jazmín
Solar y Andrés Vignau.
La primera, con un estilo
pop muy dreamy (a la Beach House, de momentos) logró captar
la atención de todos con una combinación de guitarra acústica suave, teclados,
eléctrica con reverb y letras emocionales que le habrán ganado muchos fans; por
su parte, Andrés Vignau ofreció algo más movido y pop que no encajaba del todo
con el mood de la noche. El chavo tiene talento pero encajaría más abriéndole a
Drake Bell o algo por el estilo.
Las pantallas del Whatsapp y Facebook le dieron paso a las de las cámaras alrededor de las 10:00
p.m. cuando José González entró en solitario y entonó uno de sus clásicos: Crosses de su álbum debut. Tocar uno de
tus clásicos al principio es una apuesta arriesgada, pero José demostró que su
repertorio estaría lleno de muestras de su talla como compositor e intérprete
que hace de los covers verdaderas
evoluciones de la versión original.
What
Will, de
su nuevo álbum, fue la segunda canción y con la que entraron en escena el resto
de sus talentosos músicos, cuestionándonos sobre el legado que queremos dejar y
los dogmas que nos llenan la mente.
El ritmo bajó para Deadweight On Velveteen, otra melodía
reflexiva del Veneer que se conectó
con la hermosa With The Ink Of A Ghost,
canción con sabor a niebla de bosque y poesía, meciendo y arrancando los
primeros sing-a-longs de la noche.
Llegaron los aplausos y
luego algunas risas cuando José anunció Hand
On Your Heart de Kylie Minogue,
la cual sonó como si fuera suya, haciendo creer que este hombre logra ver el
esqueleto de cualquier música que se le ponga enfrente. Every Age, otra favorita del Vestiges
and Claws, arrancó suspiros y palmadas lentas, mientras José invitaba de
nuevo a hacer algo positivo de la vida (mensaje que espero haya resonado entre
los juniors de la audiencia).
Walking
Lightly de
Junip, proyecto alterno de José,
continuó la velada y el público comenzó a ganar vuelo con el coro y la tonada
alegre de la canción pero, como todo un guía, José volvió a bajar el ritmo con The Forest, otra rola que prueba por
qué no hay playlist de folk en Spotify que se respete sin que haya algo de José
González en él.
Let
It Carry You
se encargó de volver a levantarnos y guiarnos hacia uno de los highlights de la
noche y de su más reciente álbum, Leaf Off/The
Cave un himno que invita al amigo agnóstico a sacar lo mejor de su
convicción sin ser un amarguetas trol y descubrir la vida; la gente
mostró su entusiasmo con palmas y un coro que reverberaba en las paredes del
Río 70.
Killing
for Love
del In Our Nature entró para calmar
un poco el ritmo pero su letra y su música intensa igualmente dejaron
encantados; le siguió Home,
interpretada por el tecladista de la banda, James Mathe, que demostró su talento con dicha rola de su autoría y
que es parte de Barbarossa, su
proyecto solista.
This
Is How We Walk On The Moon continuó
la velada con un ritmo frenético que llevó la composición original de Arthur
Russell a un jam con el que se podía hacer headbang sin problema. Tras un
enorme aplauso, José tocó Teardrop de
Dr. House de Massive Attack, de
una forma soberbia que elevó aún más los ánimos para dar introducción a la
canción más esperada de la noche, Heartbeats
de The Knife, una melodía
coreada por todos y que José tocó en solitario antes de despedirse.
Por supuesto, los gritos de
encore motivaron a la banda para salir casi de inmediato y entonar Line Of Fire, otra canción de Junip,
famosa por ser incluida en Breaking Bad
y The Blacklist. Down The Line fue la rola encargada de
dar cierre a la noche, con un ritmo vivo que culminó en el clásico crescendo explosivo y el público aplaudiendo de pie.
Una interpretación sublime,
canciones enormes, una buena organización de Friday Social Scene (salvo el detalle de los vendedores de cerveza
haciendo ruido en el peor momento) y el Río 70 demostrando que puede ser el
espacio ideal para traer más actos indie
nacionales e internacionales de altura a Monterrey.
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