Por Cecilia Buentello @burbujasonica Fotos Cecilia Buentello. El primer disco que compré con mi dinero fue Like a Virgin. Llegué a mi casa, me metí a mi cuarto y cerré la puerta. Le quité el plástico, lo puse a girar. Dentro de la funda venían las letras de las canciones impresas en papel brillante. No salí de mi cuarto en varias horas. Quería aprenderme las letras, traducirlas y practicar los pasos de baile frente al espejo. Era 1984. Hoy, el que compra música lo hace por ser fanático y respetar al artista. Y el que la consume en formato físico lo hace, además, por aferrarse a la idea de que todavía es posible admirarla ordenada sobre estantes por colores, tamaños, orden alfabético, género, por entretenerse mirando las portadas y analizando por qué el artista escogió ése diseño para ése álbum, por leer los agradecimientos, por nostalgia. En el documental “The Last Shop Standing” Johnny Marr menciona que el escuchar música de un disco es una experien...