La festivalitis ha llegado a Monterrey.

Hace unos meses platicábamos con gusto de la curaduría del festival Nrmal, en el cual se presentan propuestas arriesgadas y oscuras de la música gringa, extranjera, nacional y de otros países de Hispanoamérica. Recordábamos con nostalgia el localísimo Machaca Regia para así terminar hablando de lo más reciente, como lo es el festival Hellow. Por años Monterrey parecía estar aislado por causa de la violencia y la inseguridad; muchas bandas se reusaron a tocar en la ciudad. A pesar de que hubo temor, resquemor, miedos e inseguridades (lo cual explica las cancelaciones de Arcade Fire y Noel Gallagher entre otros, aunque ellos digan que fue “por cuestiones de logística”), muchos otros grupos –mucho menos conocidos–apostaron por venir y saciaron la sed de la música de todas sus formas yacepciones. Ahora, de pronto, y sin que notáramos la transición, estamos rodeados de festivales de todo tipo y para todo gusto musical. Hagamos un recuento. PAL NORTE. Los del Pal Norte...