Futura Vía desde Monterrey*

1:03 PM



Por Luis Alberto González




Hablar de una banda mexicana de rock, en un medio como La Mosca en la Pared, siempre me ha parecido un riesgo, ya sea antes, cuando aparecía en papel, o ahora que es una publicación digital. Digo que me parece un riesgo porque pueden suceder dos cosas: que su director, Hugo García Michel, hable de la misma banda en tono crítico constructivo/destructivo o que aproveche para mofarse de Jaguares, Maná, Café Tacuba, Niña, Plastilina Mosh, etcétera.

Sin embargo, quizá su percepción sobre el rock que se hace en México (concretamente en Monterrey) podría cambiar, gracias a un magnifico disco que apareció a mediados del año pasado, de una banda oriunda de la tierra del cabrito llamada Bam Bam (al respecto, he de comentar que como fiel seguidor de La Mosca en papel y en la red nunca vi hablar de ellos y de muchos proyectos independientes del rock hecho en Mex-Mty, así que aquí está mi pequeña contribución), heredera de la mejor tradición del rock noisero noventero, con toneladas de influencias psicodélicas (desde los teclados que remiten a la añorada década de los sesenta y concretamente a los ambientes surrealistas tipo Syd Barret al mando de Pink Floyd), pasando por buenas armonias y coros (digamos à la Beach Boys).

  Este combo ya tiene un trayecto bien cimentado en la escena del rock de garage en Monterrey, así que fue hasta sorpresivo e inesperado su fichaje por Arts & Crafts México (casa de Girls, Fleet Foxes, Feist y Broken Social Scene). Este significativo detalle hizo respingar a más de uno de sus seguidores/detractores (en el mítico blog de música regiomontano We Shall Be Free  hay todo tipo de peroratas en torno a cosas tan insignificantes que van desde el peinado de Mou –líder de Bam Bam– hasta que no es un grupo de rock, que su música es chafa, etcétera).

Ya cuando pensábamos que teníamos a los Plastilina Mosh versión 2011, los Bam Bam entregaron un disco raro, extraño, alejado del discurso con el cual muchos proyectos y banditas quieren abanderar hoy dia a su simplona música. No es un disco näive, no es una obra inocente, no es electrónica soft: es un madrazo monumental que rompe con el pasado inmediato del rock ya no sólo de Monterrey sino de eso que insistentemente HGM llama “rockcito” o, como bien dijo alguien en alguna página (no se si fueron los de URL Magazine o los de Panamerika), “es –guardadas las debidas proporciones– el Dark Side del Cerro de la Silla (aunque yo lo emparentaría mas con las sonoridades delPiper at the Gates of Dawn; pero bueno, cada quién sus interpretaciones).

  Basta oír el track inicial de Futura vía para tirar los prejuicios con respecto al rock en México: ambientes murmurantes, hipnóticos, apoyados por teclados pastosos y pianos fantasmales en “Metatrón hijo estelar” para pasar al rock pixie de “Hipnódromo”, el marcial y bien armonizado “Depocalipsis, Joderowsky!” o la instrumental y piradísima “Gira gira Galileo” o adentrarse en un pequeño homenaje a Pink Floyd en “Extraña coincidencia” (remite a “Echoes” sin pensarlo dos veces). “Ragatron”, junto con “Billones y billones…”, son quizá los tracks menos brillantes del disco, pero cumplen su cometido y dan paso a tres portentosos temas que elevan al plato a alturas insospechadas: la potente “Abismático” que de ser un rock muy bien manufacturado termina en un discurso de coros dulces, ráfagas de feedback y ensambles de cuerdas poderosos; “Fin de la incertidumbre”, con guitarra acústica, voces ensoñadoras y cuerdas pastorales, una delicada pieza; la monumental “Pare de sufrir” (tema que da fin al disco), cuyo título remite a esos programas cristianos, aunque en este caso no estamos hablando de una cancioncita que diga en sus coros “¡alabaré alabaré!”, sino de algo que es como un monstruo de muchos tentáculos que nos agarra desprevenidos y cuando ya nos dimos cuenta, nos dio una santa madriza de feedback, guitarreos y efectos de sonido poco comunes en la árida propuesta del rock que se hace en México, un tema que cierra esta unidad conceptual dentro de un disco único por su factura, con un arte de tapa e interiores que remite a un libro de lectura y cuyas letras impresas vienen acompañadas de citas y frases memorables en las cuales confluyen el espacio, el macrocosmos, Carl Sagan y Phillip K Dick.

  Con este trabajo se despejan las dudas sobre si una banda nacional podría lograr un disco conceptual coherente, alejado de los jaguarismos, la vulgaridad del sobrevalorado Molotov y esa escena del rock del DF de repente muyhypeada. El álbum fue producido por Martin Thulin, quien da el aporte maestro detrás de la consola de grabación. Denle una oportunidad a Futura vía, uno de los discos más trascendentes del rock en México de estos tiempos.


*Texto aparecido en el blog de La Mosca en la red

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