Festival Nrmal y las inesperadas reacciones que me provocó.
Por Laura Elena Cáceres /// @ciudadanaherze
“Escrita la hoja de tesis del día de hoy... ¡Al Nrmal Festival.!" Necesito
moshear y jedbanguear jarcoreramente con Brujería ¬¬” fue lo que escribí en mi
feis poco antes de entrar al dicho festival, al cual le tenía repelús, pues no
soy de estar yendo a festivales indi jipsterosones, me caga ese ambiente de esa
gente pretenciosa, bulímica y anoréxica (o por lo menos eso pareciera, a falta
de gente rellenita o gordibuenona).
Pero dicho sea de
paso, el gancho fue Brujería ¿Qué jodidos iba a hacer ese grupo que ponía al
frente y de manera guapachosa los problemas del narco, las violaciones,
decapitaciones y problemas de migración antes de que fueran mainstream?
El boleto lo habré
conseguido diez días antes, y me dieron el pase de cortesía más dos discos de
bandas que no pegaron, lo acepté pues era gratis. Eran 40 Bellow Summer, y el
otro fue Acumennation, y pues la verdad eran discos grabados entre el 2005 y
2006, y no sé si esos proyectos y bandas sigan activas.
Llegué tarde a
propósito por esta misma cuestión de que no me interesaba ver a nadie en el
principio, y si acaso estaba ajena de quienes estarían, pues únicamente estaba
esperando por Brujería, pero quedamos de vernos en el festival, y pues llegué
con mi bicicleta (¡trayendo mi bicicleta y no me dejaron entrar con ella y la
tuve que amarrar afuera, putos! ¿y su festivalucho de baikeros dentro, qué
carajos?).
Pues al mentado Nrmal
(pronúnciese normal, como en mexicano ¿Qué es esa mamada de decirle “nórmal”
para anglificarlo? Festival hipster tenía que ser) y este mismo tenía cuatro
escenarios que personalmente dividí de las siguientes formas:
1.Escenario hipster Azul
música aburrida
2.Escenario hipster Panamerikana (Panamérika N de R) música progresiva y a veces aburrida.
3.Escenario hipster Rojo
hip hopero.
4.Escenario Negro
metalero darketosón.
Anduve vagando entre
el 2 y 3, pero me quedé más tiempo en el cuatro.
El primer grupo que
vi en el escenario y me hubiera gustado encontrar más sobre él (demito, página
o algo) sería Dickpic, un dúo que me sonó muy jevi, incluso me llegó a recordar
a Atari Teenage Riot. Fue aquí cuando me desaparecí y terminé en el escenario
Panamérika. Digamos que del escenario Panamérika pues nomás recuerdo a
Solar Year, un dúo que parecía ambientar películas espaciales, de esas
que pueden encontrarse en museos, y no lo digo como algo aburrido, sino que me
imaginé una secuencia de la serie “Cosmos” de Carl Sagan, y de ahí me volví al
escenario negro y escuché a Doomsday Student, de quienes se puede hablar de ese
ruido que molesta a propósito a tus padres, pero en realidad es para romper
madres a otra cosa que no sea a un ser humano. Después de esto siguió Maligno,
y ambos valieron la pena, a veces me siento mal por Maligno pues en Monterrey
ni quien los pele, pero en el D.F. tienen a varios fans asentados, y estuvo
tranquilo, pues de ahí conseguí el playlist. Y de ahí, por cortesía y por
encontrarme nuevamente a mis dos compañeros, amigos reporteros (tremendo LOL suena en la oficina de Decireves N de R), nos movimos a
otro escenario que no recuerdo cual fue pues no me llamó tanto la atención.
Así, con el libro a la mano y ya más adentrada, nuevamente volví al escenario
negro, y llegué justo cuando estaba Pete Swanson, quien estaba mezclando con
cinta análoga, y ahí me quedé echándole porras un rato (la verdad no sabía ni
quien era ese güey, pero veo que rulea chido). Y así, ya media molida del
cuello, media preparada, escuché a Mortuary de lejos, quienes se miraban
espectaculares, ya que con ellos el polvo se empezó a levantar tanto que
parecía humo, pero no estaba preparada para esta otra banda rompemadres que
sería Trash Talk, quien estuvo casi al cierre que era Brujería y es que con
ellos me acerqué al escenario, y vi como se formaba nuevamente un slam, como en
los buenos tiempos, y en su inglés el vocalista le pedía al público que se
subiera al escenario, pero los de seguridad decían que no se podía, y aun así
él lo exigía (pendejos de seguridad, siempre deben de regarla cuando se trata
de estos eventos), así la chaviza subía y también los bajaban, pero el
vocalista fue coherente consigo, se
subió a la tarima y se aventó al público conforme él también golpeaba y
regresaba a cantar. Tenía años sin ver a un vocalista con una actitud tan
rompehuevos, y un show tan chingón, esto nomás para que se den una idea de cómo
es la música y la energía que compartieron en el escenario.
Supongo que para traer la calma, pues se veía que los organizadores tenían una
leve idea de cómo se pondría, pusieron a una banda más progresiva, para
escuchar y mover la mata, sin necesidad de slam, y fue Apocalipsis, del
Distrito Federal, con ellos me volví a alejar y me eché un coyotito en el pasto
en lo que pasaba toda la banda (pinche cuello, cómo me dolía el culero, pero
agarraba energía).
Así comenzó Brujería,
primero llegaron con sus características pañoletas y sus machetes, Brujería me
gustó por las ondas fronterizas, eso que siempre los ha caracterizado, y aunque
confieso que nada más conozco dos discos, fueron suficientes para disfrutar el
show, que es parecido a una obra de teatro, matando güeros y a Pito Wilson se
liberaba la frustración de un país impositor, pero también con la ley del plomo
se respondía, y a pesar de que en lugares como Reynosa y Matamoros ahora la
banda sonaría de mal gusto, Brujería se dio a conocer en un momento en que esta
onda del narco y de sus degollaciones no estaban tan mal vistas, y eran meras
exageraciones de un grupo pequeño, los que conocen de antes saben que se trata
de una representación fársica (esto en un sentido teatral). Llamo la atención
la vocalista invitada (a quien no he podido ubicar, me disculparán), pero en
las canciones que interpretó se veía el poder de su voz, y aunque traía chicote
y estaba vestida sadomasoquistamente, también formó parte de este repertorio de
crítica social.
Otra cosa que me
llamó la atención es que hasta eso, me tocó un slam muy respetuoso, persona que caía, persona que levantaban y
aventaban a los catorrazos, yo estuve a punto de caer, pero quien sabe cómo
estuvo que giré, iba a caer de espaldas pero luego se amontonaron enfrente
cuando estaba a punto de caer y se regresaron y me levanté con el impulso de
los que regresaron y seguí.
Cuando regresé a casa
tenía las cuerdas... vocales... gastadas... cuello... inmóvil... moretones en
brazos... ligera jaqueca, y me decía a mí misma: “Smithers, creo que voy a
morir”.
No, eso no pasó, pero
estuvo chido el toquín. Los hipsterosos me sacaron de onda en un principio,
pero el escenario negro del Festival Nrmal con Maligno, Trash Talk y Brujería
valió muchísimo la pena. Y hasta eso fue un slam-mosh-pit
bien pacífico, a los que caían los levantaban y los mandaban a seguir en el
círculo. Y con todo y eso, sí noté que los chavos no querían golpear a las
chavas... estuve molida, y al día siguiente sólo llegué y me acosté sin
siquiera bañarme. Debí de quitarme polvo y plantas en mi cabello, y deshacerme
de las rastas que me habían salido de forma natural, y también tuve que seguir
sacando mocos negros de tanto polvo que se levantó con tanto pisoteo, golpe y
baile edificante. Cuanto salvajismo, lo adoré, y lo extrañaba.
Me dolió el cuello y
tuve moretones por estar en el slam-mosh
pit durante una semana, y tuve que quedarme quieta y bajo tratamiento de
diclofenaco y aspirinas con coca cola para poder aguantar el dolor, estar
acostada un buen de tiempo, y dejar que sanara todo completamente.
Auch, quiero más.
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